martes, 26 de mayo de 2015

Audición. El uso responsable de los cascos

                
Nos encanta llevarnos siempre la música "puesta", en el coche, en el metro...hasta incluso mientras estudiamos o antes de dormir.

Pero...¿has pensado alguna vez la cantidad de horas que estamos "enchufados"?

Te propongo un experimento. Apunta en un cuaderno, durante una semana, cuál es el uso que les das a tus cascos. Es decir, a qué hora te pones los cascos, y a qué hora te los quitas. Apunta todo, aunque sea un pequeño rato. 
Al final del día: haz un cálculo exacto del tiempo.
Cuando acabe la semana, suma todos los tiempos.

¿Cuántas horas has estado enchufad@?



Podemos hacer un buen uso de la tecnología, usando durante un período breve. No más de dos horas seguidas los cascos. Es importante que nuestro oído se ventile, por eso, no recomiendo que duermas con tapones ni cascos. Son demasiadas horas, aunque al rato se te caigan del oído, es imposible saber cuántas horas los has llevado puestos.


Si por el contrario, tu costumbre es utilizarlos mucho tiempo, podrías desarrollar enfermedades a veces graves. Los dispositivos que utilizamos hacen que se acumulen bacterias que pueden provocarnos infecciones como la otitis.
Además, es muy importante que sepamos elegir bien el volumen de escucha de nuestros dispositivos, móvil, radio, televisión, etc...
El hecho de escuchar a demasiado volumen hace que nuestro oído sufra y que se mueran algunas de las células ciliares que están el nuestro oído interno. Esto puede provocar una pérdida progresiva de audición. Es decir, poco a poco, nos vamos a ir quedando un poquito más sordos.

CONSEJO: si tienes costumbre de escuchar la música muy alta, revisa tu audición. ES GRATIS. En cualquier centro GAES lo hacen. Te puede ayudar a prevenir complicaciones.
No duermas con cascos, tu oído necesita ventilación y además las bacterias pueden provocarte infecciones.



LA OTITIS

Algunas de las enfermedad más comunes que pueden afectar a nuestro oído son las otitis.
Se trata de una infección o inflamación del oído medio debido a una obstrucción en la trompa de Eustaquio.
La otitis media normalmente está producida por una infección bacteriana o vírica de las vías respiratorias superiores que se extiende al oído desde la trompa de Eustaquio. También puede deberse al bloqueo de los senos nasales por alergias o por hipertrofia de las adenoides. En algunas ocasiones se produce cuando se rompe el tímpano.


Los niños suelen presentar este tipo de infecciones porque las trompas de Eustaquio son más cortas, estrechas y horizontales que en los adultos. Las infecciones crónicas son mucho menos comunes que las agudas.
Los síntomas más habituales son dolor y sensación de que hay algo dentro, irritabilidad, fiebre, derrame de líquido del oído y en algunas ocasiones diarrea y vómitos.
Existen una serie de factores que aumentan el riesgo de sufrir este trastorno como haber tenido una enfermedad respiratoria recientemente que haya mermado las defensas del organismo. Otros motivos son la falta de higiene, los cambios de altitud, algunos condicionantes genéticos y estar expuesto al humo del tabaco.
Se puede administrar antibióticos si la infección tiene apariencia de un origen bacteriano.
En algunos casos se puede recurrir a la extirpación de las adenoides para desobstruir la trompa de Eustaquio. También se puede optar por la apertura quirúrgica del tímpano para drenar el líquido acumulado y colocar o no tubos para ese drenaje.
Los expertos aconsejan que se deben tratar las infecciones agudas del oído lo antes posible para reducir el riesgo de sufrir una otitis media crónica.
EL COLESTEATOMA
Un colesteatoma es un quiste benigno que aparece en el oído medio y que puede ser de origen congénito o bien adquirido a lo largo de los años; por ejemplo, por culpa de infecciones crónicas. Aunque su crecimiento es lento, se trata de una acumulación de tejidos que van invadiendo el interior del oído hasta llegar a provocar problemas de audición y, en los casos más graves, complicaciones cerebrales.
Una inflamación crónica de la trompa de Eustaquio o las otitis frecuentes pueden 'estropear' el sistema natural de ventilación del oído, que acaba empujando a la membrana timpánica de forma equivocada y provocando una bolsa de retracción. Esto crea un pequeño saco que se va llenando con células viejas, tejido epitelial y otros materiales de la descamación natural del oído. Todos estos desechos se acumulan y crecen invadiendo el interior del oído hasta llegar a causar serios daños en los delicados huesos internos del oído.


En el caso de los colesteatomas de nacimiento (congénitos), su origen hay que buscarlo en restos de tejido embrionario que quedan en el oído del recién nacido.

La cirugía, única opción

Aunque en algunos casos los síntomas son tan leves que el paciente no percibe el problema, algunos signos sí pueden alertar para visitar al otorrino a tiempo: disminución de la audición, vértigos, supuración, dolor de oído... Cuando el colesteatoma no se ha detectado a tiempo y ha crecido demasiado hasta invadir estructuras cerebrales, puede ocasionar también fiebre, dolor de cabeza y, en casos extremos, meningitis, abscesos cerebrales o fístulas de líquido cefalo-raquídeo.
Para no llegar a este extremo es importante acudir periódicamente al otorrino, sobre todo si aparecen algunas molestias. Un primer examen mediante otoscopio (un instrumento que permite iluminar y ver el interior del oído) puede revelar la presencia de este característico tejido blanquecino asomando por el tímpano. A veces, sin embargo, es necesario recurrir a otras pruebas (como un escáner o una resonancia magnética) para descubrir la presencia del colesteatoma.
La única opción para extirpar esta lesión y evitar que siga creciendo es la cirugía. A pesar de ello, el quiste puede reaparecer porque quede algún resto microscópico de células viejas que no se pudieron extirpar la primera vez o bien porque hayan reaparecido los problemas que lo ocasionaron. Algunos pacientes pueden notar una pérdida de audición después de la cirugía, aunque este problema también puede solucionarse mediante otra intervención para reconstruir las estructuras del oído dañadas.

OTRAS ENFERMEDADES DEL OÍDO

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